Hay muchos momentos en la vida en que solo quieres quedarte quieto, viendo a la nada, e intentar no llorar. Momentos en los que no sabes que hacer, porque los sueños que tenías en tu vida parecen que no tienen más sentido que las locuras de un joven que, a final de cuentas, es solo un soñador más.
Eso es lo que siento ahora. Siento que me estoy perdiendo en la ciudad, que al tiempo que me hace soñar en grande me hace sentirme pequeño. Siento que todo lo que hago me aleja cada vez más de alguna vez cambiar el mundo, y eso duele; duele por dentro y duele por fuera, mientras mi alma grita sin más poder.
Muchas cosas han pasado desde la última vez que he estado aquí. He dicho tantos Adios y tantos Holas que no puedo creer que sigan llegando. He visto tantos inicios y tantos finales que cualquiera pensaría que ya estoy harto. Y sigo aquí, sigo queriendo llorar con tantas ganas como lo hacía hace más de un año. Ahora, sin embargo, se ocultarlo mejor.
No se que más me puede deparar la vida, y ahora mismo quiero dejar de preguntármelo. Al sonido de las canciones que escucho en mi cuarto, puerta cerrada y mente abierta, quiero decir que estoy nuevamente aquí. Nuevamente perdido. Solamente el lugar ha cambiado, más yo sigo siendo el mismo perdedor.
Esos son los nuevos caminos de mi vida. Momentos para llorar en silencio, ocultando las lágrimas en la noche. Si alguien viene a leer, lo siento. Son los desvarios de un loco.
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